7 dic 2011
Yamaha presenta la nueva T-Max
A la perfección se llega por aproximación. O al menos eso dicen. Y desde luego, en Yamaha, no han parado de aproximarse. Esta es la tercera remodelación que acometen sobre la T-Max desde su nacimiento allá por el 2001. Afecta a: motor, transmisión, chasis y carrocería. Yamaha ha revisado con detenimiento al líder de los scooters Maxi-Sport Premium. Un segmento ideado por ellos con el T-Max y al que cada vez se van apuntando más marcas. La última europea. Para más señas, alemana. Aunque quien da primero da dos veces, en Yamaha no están dispuestos a quedarse atrás.
Han pasado ya casi once largos años desde que Yamaha convocó en Nápoles a la prensa internacional para anunciar, a bombo y platillo, un acontecimiento que iba a revolucionar el mundo de las dos ruedas. Ellos mismos lo titularon como “When Two Worlds Collide” algo así como la colisión entre dos mundos; El de la moto y el del scooter, cuyo resultado iba a ser la mezcla de lo mejor de cada uno. Y lo llamaron T-Max.
En aquel momento el segmento de los maxi-scooters estaba en plena efervescencia. Una categoría reimpulsada por Honda en 1986 con el desconcertante Spazio 250 y a la que Piaggio se sumó un poco más tarde con el Hexagon. El resto, no tardaron en hacer acto de presencia. En 1999, dos años antes de la llegada del T-Max, Suzuki dio un paso más al subir la cilindrada del Burgman hasta los 400cc. Aquello no dejó de ser una evolución. Lo del T-Max era otra cosa. Era una revolución. Un nuevo concepto creado para satisfacer a un público que, sin tan siquiera saberlo, estaba esperándolo. Y lo digo por las explicaciones que dieron en Yamaha en 2001 durante su presentación. Tras un sesudo estudio de mercado descubrieron que había tres grandes grupos de motoristas –me resisto a que nos llamen consumidores- todavía por atender. El primero era el de los scooteristas “convencidos” a los que les gustaría poder disfrutar de prestaciones cercanas a las de las motos de verdad sin tener que renunciar a las ventajas de sus scooters. El segundo, era el de los motoristas que disfrutaban de su tiempo de ocio con motos de media o gran cilindrada pero que para el día a día se movían con scooter. Y el último y más suculento, era el de miles de conductores con licencia de moto grande que ya sólo se movían en coche, preferiblemente “Premium”, a los que no les importaría volver a la moto si existiera un vehículo relativamente fácil de conducir, de altas prestaciones y “representatividad” que les permitiera moverse con agilidad y sencillez sin perder “status”.
Fuente: http://motos.coches.net

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